La nueva guardia silenciosa: seguridad privada asume protagonismo en espacios públicos

Con el país enfrentando una creciente demanda de protección en espacios públicos y eventos masivos, el sector de la seguridad privada ha comenzado a ocupar un rol central en la estrategia nacional para enfrentar la delincuencia y mantener el orden. Impulsada por la reciente Ley N° 21.659, esta transformación no solo redefine el alcance de las empresas del rubro, sino también eleva los estándares bajo los cuales operan.

Desde febrero de este año, la normativa establece un reglamento específico para eventos de alta concurrencia: conciertos, partidos, festivales y ferias ahora deben contar con planes de seguridad validados por autoridades y ejecutados por personal acreditado. Esto marca un cambio radical en un sector históricamente informal, donde la falta de capacitación y la escasa fiscalización eran moneda corriente.

La ley exige, por ejemplo, que los guardias privados estén registrados, hayan aprobado cursos reconocidos por el Estado y no tengan antecedentes penales. A su vez, las empresas están sujetas a auditorías permanentes y pueden ser sancionadas con multas millonarias si infringen los protocolos establecidos.

Pero no todo ha sido regulación. El gobierno ha abierto canales de apoyo técnico y financiero para que pequeñas y medianas empresas del sector puedan adaptarse a las nuevas exigencias. Se han implementado programas de formación continua y certificación en coordinación con institutos de seguridad y universidades.

Según cifras oficiales, el número de eventos públicos que ha solicitado validación formal de sus planes de seguridad aumentó un 40% en el primer trimestre de 2025, señal de que el nuevo marco legal está permeando con rapidez. Esta transformación no solo busca prevenir incidentes, sino también mejorar la percepción de seguridad en lugares donde el miedo había empezado a desplazar a las familias y ciudadanos comunes.

Hoy, la seguridad privada no solo resguarda entradas o vigila cámaras. Se ha convertido en un engranaje clave de la convivencia urbana moderna. Y con un marco legal más robusto, comienza a asumir su nuevo papel con más responsabilidad… y con el foco público bien puesto sobre ella.